A lo largo de la historia, las innovaciones técnicas han simplificado tareas que antes eran ineficientes y requerían mucho tiempo. La amplitud y diversidad de dicha innovación es un testimonio de la imaginación y la creatividad humanas. ¿Quién no se ha maravillado ante la idea de coches autónomos, electrodomésticos que responden a tu voz y robots que pueden ir a buscar cosas por ti? ¡Espera, estas son todas las cosas que podemos hacer hoy! Tal vez no estemos transportando personas a otros planetas ni flotando en mochilas propulsoras (todavía), pero muchas tecnologías que alguna vez se consideraron ciencia ficción ahora son una realidad. Algunos incluso se han vuelto esenciales para nuestra vida cotidiana. Por ejemplo, la innovación técnica ha automatizado nuestros sistemas domésticos, ha simplificado el pago de facturas e innovado en la forma en que viajamos, brindando nuevas opciones y facilidad de uso que nunca se creyeron posibles.
Los sistemas fintech también han experimentado una innovación significativa en las últimas décadas. A menudo damos por sentado las tecnologías más impactantes porque están tan arraigadas en nuestra realidad actual que olvidamos cómo era antes. Antes de los sistemas de cotización electrónicos, las cotizaciones de las acciones se imprimían en cintas teletipo. Antes de los cajeros automáticos, la única forma de depositar o retirar efectivo era con la asistencia de un cajero. Antes del comercio en línea, las acciones se compraban y vendían únicamente a través de un corredor de bolsa. Las soluciones fintech revolucionaron la industria, lo que supuso un desafío para las empresas financieras que tardaron en responder.
Este efecto es tan cierto hoy como lo era entonces. En la época actual de cambios e innovación aún más rápidos, las empresas que no se adaptan quedan estancadas y no pueden escalar adecuadamente su crecimiento o, peor aún, se vuelven obsoletas. Las empresas de inversión se enfrentan precisamente a este desafío en el ámbito de los productos estructurados. Hoy en día, la mayoría de las empresas todavía dependen de correos electrónicos y hojas de cálculo para personalizar productos estructurados o realizar consultas manuales de desempeño para el seguimiento del desempeño posventa. Estos procesos son ineficientes y propensos a errores debido a su gran dependencia del ingreso de datos y de registros físicos en papel. Además, ralentizan las mesas de operaciones y crean cuellos de botella para los asesores que buscan brindar un servicio de alta calidad a sus clientes.
Las plataformas en línea especializadas en transacciones de inversiones vinculadas al mercado automatizan todo esto. También crean salvaguardias más sólidas para el cumplimiento a través de un sistema de ingreso de pedidos y un programa de certificación de capacitación totalmente personalizable. Liberan tiempo para que los gerentes de producto se concentren en la innovación financiera y permiten a los asesores administrar de manera más efectiva este tipo de inversiones para sus clientes.
Hoy en día, es fácil y conveniente consultar el saldo de su 401(k), pagarle el almuerzo a un amigo o realizar una operación de acciones desde su teléfono móvil. Sin embargo, el camino para llegar a esta comodidad no fue fácil. Sin embargo, las empresas que no se embarquen en este cambio corren el riesgo de quedarse atrás de la competencia. Si bien es cómodo apegarse a lo familiar, el hecho es que las plataformas en línea ya no son el futuro de los productos estructurados: son el presente.
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